¿Porqué teniendo las necesidades básicas de salud, comida y techo cubiertas, tendemos a posponer nuestra felicidad? La Felicidad aplazada.
Parece que siempre estemos a la espera de que se cumplan determinadas condiciones para ser felices, trasladando la felicidad a un momento futuro.
Hemos caído en la trampa de creer que la felicidad reside en el cumplimiento de la falsa promesa del capitalismo moderno.
Vivimos bajo la creencia de que en el Hacer y el Tener reside el crecimiento económico, y una mayor autonomía personal, que nos permitirán alcanzar la felicidad:
“Cuando tenga esa casa podré vivir como me gustaría”.
“Cuando consiga ese puesto de trabajo tendré una mayor consideración social”.
“Cuando ahorre tal suma de dinero podré disfrutar de mi jubilación tranquilo”.
“Cuando logre tener ese coche podré viajar donde quiera”.
¿Son ejemplos que no te afectan?…. Pues veamos estos otros más cotidianos:
“Cuando termine de ordenar la casa como tiene que estar, si me queda tiempo, dedicaré un rato a mis hijos”.
“Cuando acabe con estos clientes, si me queda tiempo, iré a tomar algo con los amigos”.
“Cuando lleve a los niños a sus actividades y haga la compra, si me queda tiempo, pasearé con mi pareja”.
A menudo esos deseos quedan por cumplir.
Sin darnos cuenta vamos aplazando nuestra felicidad centrando nuestros esfuerzos en los verbos Hacer y/o Tener, olvidando que sólo los verbos Ser y/o Estar nos pueden dar la felicidad en el presente.
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